De regreso a Berna, prosiguió su período
formativo centrándose en la música, lo gráfico, la lectura de clásicos y
en la observación de las obras de Blake, Klimt, Goya y, en París, de
Leonardo y Rembrandt. Posteriormente realizó una serie de dibujos
inspirados en Van Gogh, Cézanne, Matisse y otros representantes de la
escuela francesa.
En 1911 entró en contacto con el grupo del Blaue
Reiter (El caballero azul), lo que le permitió conocer a sus creadores,
V. Kandinsky y F. Marc, así como a Kubin y a Macke, con quienes expuso
al año siguiente en Berlín. En París se relacionó con Delaunay y el
clima cubista y centró definitivamente su interés en el movimiento y el
tiempo, la luz y el color (en los que influyó notablemente su viaje a
Tunicia, en 1914, con Louis Moilliet y Macke), con primacía sobre los
valores psicológicos de las formas. Su vida de recogimiento espiritual
dio como resultado una prolífica obra.
En 1920 ingresó en la Bauhaus de Weimar,
donde fortaleció su método de análisis, y en 1924, junto con Kandinsky,
Feininger y Jawlensky, formó el grupo de los Blaue Vier (Los cuatro
azules). Las obras realizadas durante este período están repletas de
imágenes misteriosas y de zonas cromáticas acompañadas de tenues signos
gráficos (Teatro botánico).
Muerte y fuego (1940), de Paul Klee
Tras ser profesor de la nueva Bauhaus de
Dessau (1921-1930) y de la Academia de Düsseldorf (1931-1933), la
condena nazi de su obra le obligó, en 1933, a exiliarse a Berna, donde,
en claro paralelismo con la esclerodermia que contrajo, su producción
adquirió un tono simbólico y dramático con elementos temáticos
esquematizados progresivamente hasta convertirse en ideogramas (Un rostro y también el de un cuerpo, Tañedor de tímpanos, Muerte y fuego, Demonio, etc.).
Además de Diarios, Klee escribió
artículos acerca del arte, que pueden considerarse como una teoría del
arte moderno. En la actualidad, la mayoría de su obra se halla
depositada en el Museo de Bellas Artes de Berna (fundación Klee).
No hay comentarios:
Publicar un comentario